El oxígeno líquido es oxígeno en estado líquido y se encuentra a una temperatura muy baja, generalmente por debajo de -182.96 °C (-297.33 °F). A esta temperatura, el oxígeno se condensa y se convierte en un líquido de color azul pálido.
El oxígeno líquido se utiliza ampliamente en diversas aplicaciones, como en la medicina para la terapia de oxígeno, en la industria para la soldadura y corte de metales, y en la fabricación de productos químicos y explosivos.
La principal ventaja del oxígeno líquido es que ocupa menos espacio que el oxígeno en forma gaseosa, lo que facilita su transporte y almacenamiento. Además, su baja temperatura lo convierte en un agente refrigerante eficiente.
Sin embargo, el oxígeno líquido es extremadamente peligroso ya que puede ser altamente reactivo y puede provocar incendios o explosiones si entra en contacto con sustancias inflamables. También puede ser tóxico si se inhala en cantidades excesivas.
Es importante manejar el oxígeno líquido con precaución y seguir las normas de seguridad establecidas para su uso. Se recomienda almacenarlo en recipientes aislados y mantenerlo en áreas bien ventiladas y lejos de fuentes de ignición.
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